Se debe realizar una investigación temática sobre trabajo infantil en Honduras y el Mundo
El Progreso, Yoro.
Por la abogada: Ana Carolina Larios.
“Tendrían que estar jugando o camino a la escuela, pero no pueden porque se ven obligados a trabajar. Cada 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, ponemos el foco en este problema mundial que roba a niños, niñas y adolescentes su infancia, su presente, su futuro y su derecho a una vida digna.”
Entre los Objetivos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible para el año 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se pretende poner fin a todas las formas de trabajo infantil y explotación laboral. Estamos en el camino, pero aún queda mucho por hacer para no ver a más niños y niñas trabajando.
¿Qué es el trabajo infantil?
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo define como todo trabajo que priva a los niños y niñas de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Hablamos, por tanto, de una vulneración de los derechos de los niños y niñas.
Según las normas internacionales, varios baremos muestran qué es el trabajo infantil: la edad, la peligrosidad del trabajo y el número de horas trabajadas.
La edad a partir de la cual niños y niñas deberían empezar a trabajar es variable según la OIT. En ningún caso deben hacerlo si son menores de 12 años, y a partir de ese límite depende de varias variables: si el trabajo supone o no peligros para su salud y el nivel de desarrollo del país.
¿Cuáles son las peores formas de explotación infantil?
Internacionalmente Hablamos de la esclavitud, el reclutamiento forzoso para conflictos armados, la trata de niños y niñas, oficios domésticos, la prostitución y la pornografía, la obligación de realizar actividades ilegales, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, o actividades que supongan cualquier tipo de peligro, dañen su seguridad, bienestar físico o su salud, también existe un alto numero de niños y niñas que trabajan en los rubros de explotación minera y de carbón.
En Honduras niños y niñas realizan trabajos peligrosos como manipulación de pólvora, pesca artesanal, corte de caña de azúcar, trabajos en construcción entre otras actividades que vulneran la vida e integridad física de la población infantil.
¿Cuántos niños y niñas son víctimas del trabajo infantil?
Según las estimaciones de la OIT y Unicef, en todo el mundo hay 160 millones de niños y niñas víctimas de trabajo y explotación infantil. 79 millones -casi la mitad- sufren alguna de las peores formas de trabajo infantil como la esclavitud, la trata o el reclutamiento forzoso para conflictos armados.
No hay que perder de vista que las cifras pueden ser mayores, puesto que hay trabajos difíciles de contabilizar como, por ejemplo, el trabajo doméstico.
¿Cómo afecta el trabajo infantil a las niñas?
La falta de información sobre el trabajo de las niñas hace difícil establecer una radiografía real de su situación. Los datos señalan que el trabajo infantil es más frecuente entre los niños que entre las niñas, pero si se tienen en cuenta las tareas domésticas realizadas por 21 horas o más a la semana, la brecha de género se reduce.
Las niñas sufren la doble carga de la escuela y las tareas del hogar. Una situación que empeora su rendimiento escolar y que, en muchas ocasiones, las obliga a abandonar las clases de forma temporal y, en otras, a dejar el colegio para nunca regresar.
¿En qué sectores lo sufren los niños y niñas?
Existe en casi todos los sectores. Sin embargo, 7 de cada 10 niños y niñas trabajan en la agricultura, ganadería y pesca, según la OIT. Le siguen el sector servicios (31,4 millones) y el sector industrial (16,5 millones), sin dejar de lado una gran población infantil que trabaja en el rubro manufacturero.
¿Qué causas están detrás del trabajo infantil?
La pobreza económica extrema lleva al trabajo infantil, y este a su vez perpetúa la pobreza. Según la OIT, es fruto de la combinación de varios factores como la pobreza, las emergencias regionales y la migración, la desintegración familiar, todo tipo de violencia contra los niños y niñas y en muchos casos la irresponsabilidad de los padres y madres de famili9a al no velar por el bienestar de los infantes
De esta forma, muchos niños y niñas se ven en la obligación de trabajar para contribuir a la economía familiar o como único medio de supervivencia, realizando trabajos que ponen en peligro su vida.
¿Cuáles son las consecuencias?
El trabajo infantil afecta al desarrollo físico y emocional de los niños y niñas. Los menores pueden llegar a desarrollar enfermedades y dolencias crónicas o desnutrición por estar expuestos a largas jornadas, cargas pesadas, sustancias peligrosas o a ser víctimas de abuso por parte de los adultos.
¿Qué normas internacionales lo regulan?
Para prevenir y erradicar el trabajo infantil existen normas internacionales impulsadas por la Organización Mundial del Trabajo. Una de ellas es el Convenio número 138, que establece que la edad mínima de admisión al empleo no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar. La mayoría de los países firmantes han establecido la edad mínima para trabajar en los 15 años. Este convenio ha sido ratificado por 175 países. Otros como Australia, Estados Unidos, Irán o Somalia no lo han firmado.
Por otro lado, el Convenio 182 regula las peores formas de trabajo infantil. Un convenio que ha sido ratificado por los 187 países que forman parte de la organización, algo que sucede por primera vez en la historia de la OIT, Convención sobre los derechos de niño, Declaración universal sobre os Derechos Humanos y otras leyes que se pueden aplicar a esta área del derecho.
En Honduras contamos con el Código de Familia, Código de la Niñez y adolescencia, Manual contra la violencia doméstica.
¿Cómo frenar el Trabajo Infantil?
La concienciación internacional sobre este problema es fundamental para acabar con lo que es una vulneración de los derechos de los niños y niñas. Gobiernos, organizaciones, empresas y ciudadanía debemos asumir nuestra parte de responsabilidad.
Los Estados deben recordar su papel a la hora de establecer políticas de protección de los menores y prohibir el trabajo infantil. Las empresas también pueden contribuir a ello mostrando su compromiso con los derechos humanos y los derechos de la infancia. Y en la mano de todos y todas está informarse, denunciar las situaciones de vulneración de derechos de los niños y niñas, y hacer un consumo responsable.
Proteger la infancia debe ser una prioridad en cualquier lugar del mundo. Es necesario que se garanticen sus derechos. Nada ni nadie debe robarles su infancia y su futuro.