Productores de San Vicente Centenario, Santa Bárbara se reponen de desastres de tormentas
Santa Bárbara. Los productores de plátano de la comunidad de Tencoa, en San Vicente Centenario de este municipio, se levantan tras los estragos causados por la pandemia de coronavirus y el impacto de las tormentas Eta y Iota.
Hace un año, el grupo de productores de la Empresa Asociativa Campesina de Producción del Centenario pasaba por su mejor momento, gracias a la implementación de un sistema de riego por goteo financiado por el Gobierno del presidente Juan Orlando Hernández y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
El cierre de la economía por la cuarentena decretada a causa de la pandemia dejó fuertes pérdidas ante la falta de mercados y las inundaciones por las tormentas destruyeron gran parte de los cultivos, así como la infraestructura agrícola, pero este grupo no se ha cruzado de brazos.
“Nosotros de poco hemos ido restaurando el sistema de riesgo con esfuerzo propio. Estamos en un 40 por ciento del proyecto; lo tenemos funcionando porque si no los cultivos no dan”, comentó Jesús Zaldívar, uno de los 35 productores que conforman la asociación y testigo de los beneficios de la tecnificación de la producción agrícola en el Corredor Seco de Occidente que implementó la administración Hernández.
Beneficios del riego
Después de dedicarse por décadas al cultivo de maíz, el grupo cambió a un producto más rentable: los plátanos.
El sistema de riego dio un fuerte impulso a los productores, quienes comenzaron a aplicarlo a las parcelas dedicadas al cultivo de plátanos.
“Estábamos trabajando bien, nosotros hemos visto los cambios desde cuando inició el sistema de riego. Empezamos a sembrar más manzanas de tierra, los bancos nos daban préstamos con más facilidad porque contar con un sistema de riego y la asesoría de USAID son cartas de presentación muy buenas”, señaló don Lucrecio Díaz, presidente de la Empresa Asociativa Campesina de Producción del Centenario.
Agregó que las casas comerciales también facilitan los insumos al crédito cuando saben que los grupos campesinos trabajan con sistemas de riego.
Pero en marzo de 2020 cambió todo, tras un inicio de año fuerte, con mercados seguros, pues el grupo suplía de plátanos supermercados de Tegucigalpa y San Pedro Sula, así como el mercado informal.
Para abril de 2020, el grupo determinó repartir los plátanos entre los pobladores de los alrededores en lugar de dejar que se perdieran, pues a causa de la cuarentena decretada a raíz de la pandemia las cosechas del segundo trimestre de ese año estuvieron a punto de perderse por la falta de compradores.
El golpe más fuerte vino en noviembre con Eta, cuando los productores comenzaban a ver mejoras tras la apertura de la economía.
El presidente de la Empresa Asociativa Campesina de Producción del Centenario, Lucrecio Díaz, recordó que con la crecida del Ulúa perdieron casas, animales y cultivos, pues los platanales están localizados a la orilla de ese río y muchos se habían trasladado a esa zona para estar pendientes de sus cultivos.
Después, Iota arrasó con lo que la primera tormenta había dejado en pie.
“Lo único que nos queda es luchar cada día. Usaid continúa dándonos asesorías y estamos trabajando con un sistema de enailado (protección con cubiertas de nylon) de los nuevos plantíos de plátano y sabemos que el Gobierno nos ha ayudado, pero seguimos trabajando por nuestros medios y tocando puertas para sacarle provecho a estos cultivos”, afirmó Zaldívar.
“Como grupo tenemos esa buena fe en el trabajo, somos un grupo que le apostamos al éxito; estos dos huracanes no nos van a venir a agobiar”, aseguró.